ENEMIGO INVISIBLE
La interfaz es
amigable con el usuario, intuitiva, omnisciente. De eso no hay duda. Eso la
hace más llamativa, más adictiva y más difícil de ignorar y la ha transformado
en el punto de entrada más popular a la Red. Todo aquel que quiere navegar y
desplazarse por ella se encuentra en la necesidad casi irresistible de utilizarla como puerta de entrada. No es realmente necesario hacerlo, pero la experiencia de
usuario es tan grata, que la gran mayoría lo prefiere así y hacen de ella su
página de inicio.
Quantum C
(léase "C" en inglés) es uno de los tantos usuarios que emplean la
interfaz como punto de acceso a la Red, pero una sensación de insatisfacción
con ella se ha ido instalando en su cabeza, pues no le está entregando acceso a
todo lo que él busca. Y la culpa bien podría ser de la propia interfaz.
*
“La red es
libertad. La red es libertad. La red es libertad”. La consigna se repetía una y
otra vez mientras manejaba hacia su trabajo, tratando de convencerse de era
cierta, pero su creciente desconfianza e la interfaz había instalado otra idea,
un tanto descabellada, que insistía en rebatirla: La interfaz solo muestra lo
que quiere mostrar. La información verdaderamente relevante la mantiene oculta,
como un tesoro secreto.
Le gustó tanto
como sonaba la idea, que utilizó los escasos caracteres que le otorgaba la
aplicación social Cletter para publicarlo en la Red. Para su sorpresa, recibió
de inmediato una respuesta:
“@QuantumC es solo la punta del iceberg de un
mal mayor, de algo que controla toda nuestra existencia”.
Tras leer el
mensaje, creyó que solo se trataba de una respuesta creativa, con pretensiones
de ser graciosa, sin conseguirlo. Sin embargo, justo cuando estuvo a punto de
publicar su respuesta, un nuevo mensaje le provocó la sensación de que su
interlocutor, aparentemente, hablaba en serio:
“@QuantumC la interfaz no es más que la
Sinfonía N° 9 de todos los cantos de sirena que se han inventado jamás, ¿lo
sabías?”.
—Este huevón
se chaló —murmuró mientras sostenía el puntero del mouse sobre el botón
“enviar”. Si bien el menaje era bastante desquiciado, resultó ser ingenioso y
quería esperar más antes de trollearlo.
Al final no
hubo más mensajes, ni respuestas burlonas, y el trabajo terminó acaparando su
atención y lo alejó de la aplicación social durante el resto del día.
Al finalizar
la jornada, Quntum C regresó a casa a toda prisa, pues, además de las ganas
locas de ver a su familia, esa noche quería ver el juego de los Medias Rojas
contra los Yankees. Todo era normal y cotidiano hasta que se instaló frente al
televisor y dio un vistazo a su línea del tiempo de Cletter en su teléfono
antes de que el umpire dijera "play ball". Había un clett dirigido a
él:
"@QuantumC te hizo pensar, ¿verdad?".
Lo cierto es
que no era así. El asunto había quedado olvidado, y ya ni siquiera lo recordaba
como una humorada. Pero, de alguna forma, ese mensaje hizo clic en su cabeza.
"@Dfield qué cosa?" respondió para
forzar a su interlocutor a darle sentido a sus palabras.
"@QuantumC lo que ya sabes acerca de la
interfaz".
"@Dfield y eso, ¿qué vendría siendo?”
“@QuantumC no te hagas..."
Quantum C
levantó la cabeza y notó que el juego ya había comenzado. Pero no podía ponerle
atención. Aunque la conversación no tenía mucho sentido, había algo en ella que
lo estaba perturbando. Algo que, en efecto, sentía que estaba mal con la
interfaz.
“@Dfield con qué me vas a salir? Con que es
una forma de control de los gringos? Será acaso parte de una conspiración?”
Quantum C
quería tomar el control de la conversación y esas preguntas serían el filtro
preciso. Si salía con alguna tontería conspiranoica, su participación
terminaría en el acto y bloquearía de inmediato la cuenta de su interlocutor.
Sin embargo, la respuesta lo dejó perplejo:
“@QuantumC jajajajajajaja. De los gringos?
Esos no tienen idea”.
Raro. Primero,
la respuesta dejaba entrever que sí había una conspiración de algún tipo.
Segundo, por lo general, todas las teorías de la conspiración conducían al
gobierno de los Estados Unidos. ¿Por qué esta no?
“@QuantumC por si lo estás pensando, tampoco
es de los chinos, ni de los rusos”.
En efecto, lo
había pensado y comenzaba a creer que “alguien” usaba la interfaz como una
forma de control sobre la Red, para a su vez controlar a sus usuarios. Pero, si
no eran los gobiernos de las súper potencias, ¿quién estaba detrás?
“@Dfield si sigo tu razonamiento, solo puedo
concluir que te rayaste. A quién puede importarle más el control que a los
gobiernos?”
“@QuantumC la respuesta es tan simple como
descabellada y está justo frente a tus ojos en este momento”.
Lo único que
Quantum C tenía frente a sus ojos eran las pantallas del móvil y del televisor.
Las palabras de Dfield carecían de sentido, pero el corazón se le había
acelerado y sintió el pecho oprimido.
“@QuantumC todo lo ven, todo lo oyen, todo lo
registran. Ahí, frente a tus ojos controlan tu vida. Bienvenido a la tiranía de
las pantallas”.
Repentinamente
el teléfono se apagó y la luz se cortó en todo el sector, dejando a Quantum C
completamente helado. Esa noche, no podría dormir.
Excelente!!
ResponderBorrarY vamos por más
ResponderBorrarQue mieedooo! Buenisimo!
ResponderBorrarEs escalofriante, ¿cierto?
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